La Soja

Aunque las primeras plantaciones de soja en la Argentina se dieron en 1862, no fue hasta 1990, cuando comenzó a incrementarse la demanda de sus granos y derivados, que éste cultivo comenzó a ganar importancia en la agricultura argentina.
Con la implementación de semillas transgénicas (semillas genéticamente modificadas), la producción de la soja ha estado aumentando constantemente, ocupando campos antes dedicados a otros cultivos o a la cría de ganado. La superficie sembrada aumenta considerablemente, y ésta producción ha impulsado el desarrollo de una estructura industrial para la elaboración de aceites y harina que rápidamente pasaron a participar en el mercado internacional y equipadas con las más modernas tecnologías a nivel mundial.

La Argentina se encuentra en el primer puesto como exportadora de aceite de soja, y la segunda como proveedora de los subproductos. La soja es hoy en día la oleaginosa más difundida en todo el país, y en conjunto con sus derivados, el principal producto de importación argentino.
Parte de la importancia de éste cultivo, se debe a la participación del gobierno nacional, ya que como el 90% de la producción de la soja está destinada a la exportación, y fue necesaria la decisión del gobierno de desregular la actividad portuaria, eliminar retenciones, y llevar a cabo el dragado del Río Paraná, que es la principal vía de salida de los productos.

Originariamente, las oleaginosas más cultivadas consistían en maní y lino. En 1970, la industrialización de la soja en la Argentina no tenía mayor importancia, las fábricas de aceite trabajaban al 50% de su capacidad productiva y no aumentaban la producción de soja por falta de porotos de soja.
En 1968 el total de semillas oleaginosas que se elaboraba correspondía un 76% a girasol, 14% a maní, 9% a algodón, y sólo un 1% a la soja.

Pero el auge exportador del complejo soja tuvo comienzo a mediados de los años 70, cuando la expansión productiva se vio acompañada por la modernización de la molienda y fue estimulado por la demanda mundial de la soja. 

A fines de la década del 70, hubo un aumento en la superficie sembrada y la producción, comenzó un proceso de expansión agroindustrial. El sector aceitero aumenta 39 veces el volumen de exportaciones, entre los periodos 70/71- 95/96, mientras que la exportación de harina de soja aumenta 45 veces en el mismo lapso.
Con respecto al mercado mundial, la participación de la Argentina en el mercado de aceite de soja paso de 1.75 % en el año 1979, a 31 % en 1989, ocupando de esa manera el primer lugar en el orden mundial, siguiéndolo en segundo termino EE.UU.
De manera similar, la harina de soja pasa de 2.5 % en 1979, a 22 % en 1989, pasando a ocupar de esa manera el segundo lugar en el ámbito internacional de este subproducto.

Ventajas:
- Es la única fuente de proteínas de volúmen importante para la humanidad (además transformada en pollos, cerdos, vacunos, etc.)
- Produce proteínas sin necesidad de aporte de fertilizantes nitrogenados como la urea, pues como toda leguminosa toma el nitrógeno del aire a traves de la simbiosis con las bacterias que nodulan en sus raices y reciben a cambio azúcares. - Es muy rentable y de bajo costo de producción a diferencia de otros cultivos de alto costo como el maíz.

Desventajas:
-Su cultivo seguido degrada los suelos pues a diferencia del maíz y trigo no aporta rastrojo (residuos de cosecha, chala, caña, celulosa) para mantener la materia orgánica del suelo. Lo ideal es hacer una rotación de cultivos por ejemplo trigo soja maíz girasol unos 8 a 12 años y luego 4 años de praderas con ganadería.
- Agota el suelo de Fósforo, como toda leguminosa, por lo que hay que aportarlo por la única vía que son los fertilizantes minerales.
- La Siembra Directa y su monocultivo han desplazado a la ganadería de la zona pampeana a zonas marginales, cayendo la Argentina a producir menos carne que en 1970, mientras que Brasil triplicó su ganadería, USA la duplicó y Uruguay exporta más carne que Argentina.
- La soja transgénica tiene un "paquete tecnológico" de menor costo y mayor producción que la soja normal. Si bien los efectos negativos directo sobre el ser humano no están claros (alteración desarrollo hormonal de los niños/as, alergias, alteraciones genéticas a mediano plazo) los efectos negativos de los cultivos transgénicos en el ambiente son claros:
- Monocultivo (En Argentina ya su sola producción es mayor que la suma de la de trigo, maíz, girasol, etcétera): deforestación y tala de bosques y selvas para utilizarlas para la siembra, degradación del suelo y aparición de enfermedades luego de las cosechas, mayor uso de plaguicidas y otros agroquímicos por ende contaminación del agua y de la tierra.
- Eliminación de todo tipo de flora y fauna silvestre desde insectos, anfibios y aves benéficos a todo animal que viva en praderas (pues se eliminó la ganadería)y aquellos que eran naturales de montes y bosques. 
- Creación de supermalezas transgénicas resistentes a herbicidas al cruzarse el polen de cultivos transgénicos con especies de leguminosas viables. 
- Desaparición de los pequeños y medianos productores, pues a diferencia de cultivos intensivos como frutales y hortalizas, la soja no es rentable en esas superficies.
- Desocupación y continua desaparición de pueblos rurales: La soja transgénica necesita una mínima mano de obra.